El poder de los vínculos emocionales con la comida: Mi primer recuerdo

A veces, un simple alimento puede quedar grabado en nuestra memoria de una manera que trasciende el sabor o la textura.

10/24/20243 min read

recuerdos de comida
recuerdos de comida

Tenía solo 3 años y estaba en el cuarto de mis padres, disfrutando de mi pan con tortilla, un desayuno que seguramente había comido muchas veces antes. Recuerdo borrosamente estar viendo mis dibujos(caricaturas) favorita de ese entonces que era sell la foca blanca. Sin embargo, ese día quedó grabado en mi memoria de una manera diferente. Mientras saboreaba cada bocado, un trabajador de mi padre llegó con una noticia que cambió el ambiente de calma y seguridad que yo conocía: el Fokker en el que viajaban los jugadores del club Alianza Lima se había caído en el mar de Ventanilla. En ese ínstate mi padre le dijo a su trabajador que cambié de canal raudamente (eran épocas sin control remoto) en eso comenzó a teclear la tv a color national con caparazón marrón que en algún momento pensé que era exactamente para recibir esos incansables manotazos cuando la tv no funcionaba óptimamente. Ahí estaba el wilmercook de 3 años que no sabía porque carajos habían cambiado mi programa favorito….

Recuerdo el desconcierto en los rostros de los adultos a mi alrededor, la preocupación en sus voces, mientras intentaban procesar lo que acababa de suceder. Como niño, no entendía completamente la magnitud de la tragedia, pero podía sentir que algo importante y trágico había pasado. En medio de esa confusión, seguía sentado en la cama de mis padres, con el pan y la tortilla en la mano, masticando en silencio.

Ahora, cuando pienso en aquel día, no solo recuerdo el accidente del Fokker, sino también el sabor y la textura de ese pan con tortilla, la pimienta, el pan crujiente que lo aplastaba sin razón alguna. Es curioso cómo los momentos difíciles o impactantes se entrelazan con los sabores que nos rodean. La comida no solo sacia nuestra hambre, también se convierte en un testigo silencioso de nuestras vivencias más profundas. Ese pan con tortilla quedó ligado a una mezcla de sentimientos: la inocencia de la infancia, el primer contacto con una realidad que no comprendía, y el consuelo que en ese momento me proporcionaba un simple alimento.

Con el tiempo, he llegado a pensar que tal vez ese fue el punto de quietud, el momento en el que la comida se convirtió en algo más para mí. A pesar de mi corta edad, experimenté el poder de los sabores como una especie de refugio emocional. Mientras el mundo a mi alrededor se volvía incierto, aquel simple pan con tortilla me ofrecía estabilidad, un ancla que me mantenía en equilibrio. Quizás, sin saberlo, ese fue el inicio de mi relación especial con la cocina, un camino que más tarde me llevaría a ser cocinero.

A lo largo de los años, comprendí que la comida puede tener un significado emocional mucho más profundo del que percibimos. Cada bocado puede estar impregnado de recuerdos, buenos o malos, y esas experiencias sensoriales nos acompañan toda la vida. Hoy en día, cuando como pan con tortilla, aveces ese sabor me transporta a aquel cuarto, a mi infancia ya la sensación de que, aunque el mundo fuera confuso, ese alimento me brindaba un pequeño refugio de estabilidad.

A veces, no es el alimento en sí lo que queda en la memoria, sino lo que significaba en ese momento. En mi caso, el pan con tortilla es un símbolo de cómo la comida, por muy sencilla que sea, puede ser un ancla emocional en los momentos que marcan nuestras vidas. Es el poder silencioso de la comida, que nos conecta no solo con el sabor, sino con quienes somos y con lo que hemos vivido. Quizás fue en aquel momento cuando empecé a ver en la comida un lenguaje, una forma de sanar, una sensación nueva, una forma de emocionar de entrelazar de vivir y eso, más adelante, agregándole el destino incierto de la vida, la curiosidad el querer saber todo científicamente fue mi brújula para el camino de cocinero.

En memoria a los ángeles caídos del fokker lima-peru 1987

A veces, la comida trasciende su propósito básico de nutrirnos y se convierte en una conexión emocional con momentos importantes de nuestras vidas. Para mí, uno de esos recuerdos está marcado por algo tan simple como un pan con tortilla, pero que, en aquel día, se convirtió en mucho más que un alimento.